En un país marcado por décadas de
conflictos armados y violencia, las voces de esperanza y determinación de
niños, niñas y adolescentes emergen desde sus perspectivas frente a la realidad
que viven en diferentes regiones de Colombia. Del 19 al 21 de marzo, Medellín
se convirtió en el epicentro de escucha de las voces llenas de esperanza
durante el Pre-Encuentro Nacional autogestionado "Las Niñas, Niños y
Adolescentes Contamos para la Paz", un evento trascendental que congregó a
niños, niñas y adolescentes provenientes de diversas regiones del país.1
Respaldados por organizaciones
nacionales e internacionales, así como por representantes gubernamentales y
entidades afines, los niños y niñas llegaron con sus sueños, esperanzas y
propuestas en mano. Este encuentro no solo representaba un evento más en sus
vidas, sino una oportunidad única para hacer eco de sus voces en la
construcción del futuro de su nación.
Las jornadas estuvieron repletas
de actividades dinámicas y reflexiones profundas. Los niños, niñas y
adolescentes protagonistas compartieron sus experiencias, temores y anhelos en
un ambiente de respeto y solidaridad. Más que hablar, buscaban ser escuchados
y, lo que es aún más crucial, ser tomados en cuenta en los procesos de paz.
En un país donde históricamente
las voces de los niños, niñas y adolescentes han sido marginadas o ignoradas en
las decisiones políticas y sociales, el hecho de que se hayan reunido para
reclamar su lugar en la mesa de negociación entre el Gobierno Nacional y el ELN
es profundamente significativo. Representa un cambio de paradigma, donde se
reconoce el papel fundamental que desempeñan los niños, niñas y adolescentes
como agentes de cambio y constructores y constructoras de paz en nuestro país.
Al buscar ser tomados en cuenta
en los procesos de paz, estos niños, niñas y adolescentes no solo están
reclamando su derecho a participar en la construcción del futuro de Colombia,
sino que también están defendiendo la idea de que la paz no puede ser
sostenible ni duradera si no incluye y refleja las necesidades y aspiraciones
de todas las generaciones, incluida la de los niños, niñas y adolescentes.
En este contexto, una de las
temáticas centrales que emergieron durante el encuentro fue la imperiosa
necesidad de que los niños, niñas y adolescentes sean incluidos en los procesos
de paz de manera significativa y equitativa. Más allá de su presencia
simbólica, exigieron que se respete su voz, su lenguaje y se garantice una
participación genuina en las mesas de diálogo. Abogan por ser tratados como
iguales, sin ser objeto de infantilización o explotación de su imagen.
La niñez no solo demandó que se les
permita tener un asiento en la mesa, sino que sus opiniones sean reconocidas y
valoradas como contribuciones legítimas al proceso de paz. Buscan que sus
intervenciones no sean meramente ceremoniales, sino que tengan un impacto real
en las decisiones tomadas durante las negociaciones y en la implementación de
políticas que afecten su presente y su futuro.
Al reclamar esta participación
activa y equitativa, la niñez está desafiando la noción convencional de poder y
autoridad, y está redefiniendo el concepto de inclusión en los procesos de paz.
Su insistencia en ser tratados como actores políticos con capacidad de generar
transformaciones y no como simples espectadores es un recordatorio poderoso de
que la construcción de la paz no puede ser completa ni sostenible si no refleja
las necesidades y aspiraciones de todas las generaciones.
Los niños, niñas y adolescentes
que participaron en el Pre-Encuentro Nacional no solo abogaron por su propia
inclusión en los procesos de paz, sino que también enfatizaron la necesidad de
representación y participación equitativa de todas las regiones de Colombia.
Reconocieron que la paz no puede ser un privilegio reservado para unos pocos,
sino un derecho fundamental que debe ser accesible para todos los ciudadanos,
sin importar su lugar de residencia o su origen socioeconómico.
Su llamado a la inclusión
regional es especialmente significativo en un país tan diverso como Colombia,
donde las disparidades socioeconómicas y culturales entre las regiones pueden
alimentar divisiones y tensiones. Al insistir en que todas las voces sean
escuchadas y consideradas en los procesos de paz, estos niños, niñas y
adolescentes están promoviendo un enfoque más inclusivo y holístico que
reconoce la interconexión de los desafíos y las aspiraciones de todas las
comunidades colombianas.
En última instancia, su visión de
un futuro pacífico y sostenible para Colombia va más allá de la ausencia de
conflictos armados; abarca también la garantía de justicia, igualdad de
oportunidades y respeto por la diversidad cultural y regional del país. Al
defender estos principios fundamentales, están sentando las bases para una paz
verdaderamente inclusiva y duradera que beneficie a todas las generaciones
presentes y futuras de colombianos.
Los y las participantes del
Pre-Encuentro Nacional demostraron una determinación inquebrantable al rechazar
las promesas vacías y los gestos simbólicos. En lugar de conformarse con
retórica superficial, exigieron acciones concretas y resultados tangibles que
tuvieran un impacto real en sus vidas y en las de sus comunidades.
Esta postura firme refleja la
madurez y la claridad de visión de estos niños, niñas y adolescentes, quienes
comprenden que la verdadera transformación requiere más que palabras; requiere
compromisos genuinos y medidas concretas por parte de los actores involucrados
en los procesos de paz y reconciliación.
Al demandar acciones concretas, ellos
y ellas están desafiando el status quo y abogando por un enfoque más pragmático
y efectivo en la construcción de la paz. Reconocen que el cambio real solo se
materializará a través de políticas y programas que aborden las causas
subyacentes de la violencia y promuevan el desarrollo integral de las
comunidades afectadas por el conflicto.
Además, su insistencia en
resultados tangibles es un recordatorio poderoso de que la rendición de cuentas
y la transparencia son fundamentales en cualquier proceso de transformación
social. Quieren ver evidencia concreta de progreso y mejoras en sus condiciones
de vida, y están dispuestos a mantenerse firmes y ser replicadores de su
experiencia en la exigencia de sus derechos para que se cumplan sus demandas.
Al concluir el evento, quedó patente que el Pre-Encuentro Nacional "Las Niñas, Niños y Adolescentes Contamos para la Paz" fue mucho más que una mera reunión donde la niñez fue protagonista. Fue un grito de esperanza, una demostración fehaciente de que, incluso en medio de la oscuridad, la niñez colombiana posee luz y fuerza. Ahora más que nunca, es crucial escuchar y valorar sus voces en los diálogos de paz y avanzar juntos hacia un futuro de reconciliación y prosperidad.
¡Los Niños, Niñas y Adolescentes Contamos para la Paz!
.
.
.
.
.
Nota al pie: Las organizaciones organizadoras de este espacio fueron: La plataforma colombiana por el protagonismo de niños, niñas y jóvenes (Plataforma Tres Voces), Save the Children, FICONPAZ, WorldVision, UNICEF y tdh Alemania.
0 Comentarios