25 de octubre del 2024
En Colombia, la participación activa de niños, niñas y
jóvenes en los procesos de construcción de paz no es solo un derecho, sino una
necesidad urgente para alcanzar una paz estable y duradera. A lo largo del
conflicto armado, los más jóvenes han sido tanto testigos como víctimas
directas de la violencia, lo que les otorga una perspectiva crucial en la
búsqueda de soluciones. La paz, entendida como un proceso inclusivo y
colectivo, debe necesariamente incorporar las voces de quienes heredarán el
futuro y cuyas vidas han sido marcadas por las consecuencias del conflicto.
Desde la sociedad civil organizada, se ha subrayado la
importancia de que la niñez y la juventud no sean meros espectadores, sino
protagonistas en la construcción de un país más justo y pacífico. Iniciativas
como la consulta "Las niñas, niños y jóvenes contamos para la Paz,"
promovida por la Plataforma Colombiana por el Protagonismo de Niños, Niñas y
Jóvenes, han recogido sus opiniones y propuestas sobre temas cruciales como los
acuerdos de paz con las FARC. Este esfuerzo ha revelado que los más jóvenes no
solo están profundamente interesados en estos procesos, sino que también
aportan perspectivas únicas y valiosas que pueden enriquecer las soluciones
propuestas.
La Plataforma ha implementado metodologías como los
"Diálogos de las Tres Voces," que incluyen asambleas separadas para
niñez, juventud y organizaciones, seguidas de una asamblea conjunta. Este
enfoque intergeneracional busca desmantelar el adultocentrismo y promover la
codecisión, reconociendo la importancia política de la participación infantil y
juvenil en la construcción de un futuro mejor.
Reconociendo la importancia de una participación genuina de
niños, niñas y jóvenes, la Plataforma ha jugado un papel crucial en espacios
abiertos por el Estado colombiano, como el Comité Nacional de Participación
(CNP). Este fue un órgano transitorio y especial de la Mesa de Diálogos de Paz
entre el Gobierno Nacional y el ELN encargado de diseñar y promover la
participación de la sociedad en el proceso de paz, en esta instancia se destacó
la necesidad de incluir a los niños y niñas como sujetos de derechos. La
participación de la Plataforma en estos espacios fue fundamental para
visibilizar las necesidades y demandas de la niñez en el contexto de la paz,
asegurando que se integraran de manera efectiva en las políticas públicas. A
través de su trabajo en el CNP, la Plataforma demostró que la inclusión de
niños y niñas en estos procesos no solo es viable, sino esencial para lograr
una paz verdaderamente representativa y sostenible; logrando así la inclusión
del enfoque de niñez en el Modelo de Participación en el proceso de paz con el
ELN.
En este sentido, como nos destaca Edward Niño, miembro de la
delegación de la plataforma ante el CNP, la Plataforma ha desarrollado un
conjunto de propuestas integrales para el proceso de paz con el ELN, con un
enfoque especial en garantizar la participación efectiva y segura de niños,
niñas y adolescentes. Entre las iniciativas destacan el desarrollo de un
protocolo específico que asegure su participación significativa en todas las
etapas del proceso, la creación de una comisión de niñez dentro del Movimiento
Nacional de Paz para garantizar su representación, y el establecimiento de
vocerías directas para que sus voces sean escuchadas en las mesas de
negociación. Además, se ha propuesto una misión de verificación
intergeneracional que incluya a representantes de diversas generaciones,
asegurando que las perspectivas de los más jóvenes sean consideradas en el
monitoreo del proceso de paz.
Estas propuestas también incluyen el impulso para la
suscripción del Tercer Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos
del Niño, que permitiría a los niños presentar quejas individuales ante el
Comité de los Derechos del Niño de la ONU, y el desarrollo de un sistema de
indicadores de políticas públicas con un enfoque intergeneracional. La
Plataforma también ha sugerido la creación de una ruta para prevenir el
reclutamiento de menores en conflictos armados, medidas específicas para
proteger a los niños en contextos de riesgo, y una estrategia de comunicación
intergeneracional que fomente su participación activa.
La experiencia ha mostrado que la participación de niños,
niñas y jóvenes puede transformar las dinámicas tradicionales de negociación y
reconciliación. No se trata solo de escuchar sus voces, sino de integrarlas
activamente en la toma de decisiones, garantizando que sus derechos sean
respetados y protegidos. Esta inclusión no solo fortalece la legitimidad de los
procesos de paz, sino que también asegura que las soluciones sean sostenibles
en el tiempo.
A medida que Colombia avanza hacia la consolidación de la
paz, es fundamental que las nuevas generaciones se perciban a sí mismas no solo
como destinatarios de las políticas, sino como actores clave en su formulación
y ejecución. Es a través de su participación activa que podemos construir un
futuro donde la paz no sea solo un objetivo, sino una realidad tangible y
duradera para todos y todas.
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